miércoles, 8 de junio de 2011

Hay un cuerdo y mil locos. Dime por qué los locos son cuerdos y el cuerdo, loco.
Cada vez creo más fervientemente en que nuestros pasos no son los indicados. Cuánto más nos acercamos a lo último, más nos alejamos de nuestros principios. Y me refiero a principios de comienzos no de morales, aunque curiosamente aquí podría usar indistitamente ambos. No sé qué ocurre.